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Nació el 30 de marzo de 1853 en Groot Zundert, Países Bajos. Desde niño mostró signos de un temperamento malhumorado y agitado que atormentaría sus proyectos a lo largo de toda su vida. Hijo de un pastor protestante, primero eligió orientar su vida hacia el protestantismo, convirtiéndose en predicador en Londres, estudiante de teología y evangelizador entre las poblaciones mineras de Borinage. Simpatizando con la lucha de los mineros, Van Gogh practicó la pintura, dejándonos las primeras huellas de un estilo sombrío; uno ciertamente marcado por la miseria de los mineros, pero al que también le otorgaba un sentido de urgencia e intensidad.
En 1886, se trasladó a París y vivió con su hermano Theo, que dirigía una pequeña galería de pintura. Rápidamente se relacionó con los jóvenes pintores de la época, que estaban a la vanguardia de los movimientos artísticos más innovadores. Influenciado por el trabajo de los impresionistas, así como por los artistas japoneses, el estilo de Van Gogh comenzó a evolucionar. Sus colores se hicieron más vivos y sus pinceladas se refinaron al seguir las formas de los objetos que representaba. A partir de 1888, adopta los tonos claros y brillantes presentes en las pinturas de sus amigos franceses y abandona París por el sur de Francia.
Bajo el sol de la Provenza, pintó paisajes y escenas de la vida del sur. El artista, entonces afincado en Arles, comenzó a utilizar pinceladas curvas y arremolinadas, así como colores puros, particularmente amarillo, verde y azul. Esta técnica, muy específica de la obra de Van Gogh, aparece en sus famosos cuadros El dormitorio en Arles (1888) y La noche estrellada (1889). Cualquier creación visible de Van Gogh de este período, ya sea pintada o dibujada, parece estar dotada de una vitalidad física y espiritual. En su entusiasmo persuadió a Paul Gauguin, a quien había conocido en París, para que se uniera a él.
Tras menos de dos meses de trabajo juntos, su relación se deterioró rápidamente, culminando en la famosa disputa en la que Van Gogh amenazó a Gaugin con una cuchilla de afeitar. Esa misma noche, Van Gogh se cortó la oreja. Unos meses más tarde, ingresó voluntariamente en el manicomio de Saint-Rémy-de-Provence, donde pinta con furia. Gran parte de sus obras maestras fueron creadas durante este período.
En mayo de 1890, el artista abandonó el sur de Francia y regresó a París con su hermano Theo. Fijó su residencia no muy lejos de allí, en Auvers-sur-Oise, cerca de la casa del Dr. Gachet, admirador y mecenas de varios pintores impresionistas, y cuyo retrato pintó Van Gogh. El artista trabajó arduamente en Auvers antes de fallecer el 29 de julio de 1890, dejando un legado artístico que hoy es reconocido en todo el mundo.
Nació el 30 de marzo de 1853 en Groot Zundert, Países Bajos. Desde niño mostró signos de un temperamento malhumorado y agitado que atormentaría sus proyectos a lo largo de toda su vida. Hijo de un pastor protestante, primero eligió orientar su vida hacia el protestantismo, convirtiéndose en predicador en Londres, estudiante de teología y evangelizador entre las poblaciones mineras de Borinage. Simpatizando con la lucha de los mineros, Van Gogh practicó la pintura, dejándonos las primeras huellas de un estilo sombrío; uno ciertamente marcado por la miseria de los mineros, pero al que también le otorgaba un sentido de urgencia e intensidad.
En 1886, se trasladó a París y vivió con su hermano Theo, que dirigía una pequeña galería de pintura. Rápidamente se relacionó con los jóvenes pintores de la época, que estaban a la vanguardia de los movimientos artísticos más innovadores. Influenciado por el trabajo de los impresionistas, así como por los artistas japoneses, el estilo de Van Gogh comenzó a evolucionar. Sus colores se hicieron más vivos y sus pinceladas se refinaron al seguir las formas de los objetos que representaba. A partir de 1888, adopta los tonos claros y brillantes presentes en las pinturas de sus amigos franceses y abandona París por el sur de Francia.
Bajo el sol de la Provenza, pintó paisajes y escenas de la vida del sur. El artista, entonces afincado en Arles, comenzó a utilizar pinceladas curvas y arremolinadas, así como colores puros, particularmente amarillo, verde y azul. Esta técnica, muy específica de la obra de Van Gogh, aparece en sus famosos cuadros El dormitorio en Arles (1888) y La noche estrellada (1889). Cualquier creación visible de Van Gogh de este período, ya sea pintada o dibujada, parece estar dotada de una vitalidad física y espiritual. En su entusiasmo persuadió a Paul Gauguin, a quien había conocido en París, para que se uniera a él.
Tras menos de dos meses de trabajo juntos, su relación se deterioró rápidamente, culminando en la famosa disputa en la que Van Gogh amenazó a Gaugin con una cuchilla de afeitar. Esa misma noche, Van Gogh se cortó la oreja. Unos meses más tarde, ingresó voluntariamente en el manicomio de Saint-Rémy-de-Provence, donde pinta con furia. Gran parte de sus obras maestras fueron creadas durante este período.
En mayo de 1890, el artista abandonó el sur de Francia y regresó a París con su hermano Theo. Fijó su residencia no muy lejos de allí, en Auvers-sur-Oise, cerca de la casa del Dr. Gachet, admirador y mecenas de varios pintores impresionistas, y cuyo retrato pintó Van Gogh. El artista trabajó arduamente en Auvers antes de fallecer el 29 de julio de 1890, dejando un legado artístico que hoy es reconocido en todo el mundo.
