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El Tridente de Poseidón se forjó en las profundidades del Tártaro, donde los Cíclopes laboraron con el fuego primigenio durante su cautiverio. Su creación no fue simplemente un acto de artesanía, sino una estrategia ingeniosa para otorgar a Poseidón la herramienta que necesitaba para liberar a sus aliados encarcelados. Este tridente divino se destacó como una de las tres armas supremas.
Cuando Zeus, Hades y Poseidón descendieron a los abismos infernales con la misión de liberar a los hermanos Cíclopes y Hecatónquiros, se toparon con la feroz guardianía de Campe. Esta temible carcelera, mientras los prisioneros forjaban herramientas bajo su vigilancia, desafiaba sus esfuerzos de liberación destruyendo sus creaciones una y otra vez. En un momento crítico, los Cíclopes buscaron la ayuda de los dioses, quienes carecían de armas para enfrentarse a la amenaza. Fue así como Zeus ideó un plan: los Cíclopes forjarían tres armas supremas, cada uno contribuyendo con una parte. Estas serían ensambladas en secreto mientras Campe no prestaba atención, y luego entregadas a los dioses para su uso. Así nacieron el Rayo Maestro, el Yelmo de Oscuridad y el Tridente de Poseidón. Con estas armas, los dioses lograron liberar a los prisioneros encadenados en los confines del Tártaro.
Cada una de estas armas divinas ostenta un poder mágico único. El Tridente de Poseidón, en particular, posee la capacidad de conjurar fuertes vientos, desatar oleajes tumultuosos y desencadenar terremotos. Su magia resuena con la furia y la majestuosidad de los mares sobre los cuales Poseidón reina supremo.
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El Tridente de Poseidón se forjó en las profundidades del Tártaro, donde los Cíclopes laboraron con el fuego primigenio durante su cautiverio. Su creación no fue simplemente un acto de artesanía, sino una estrategia ingeniosa para otorgar a Poseidón la herramienta que necesitaba para liberar a sus aliados encarcelados. Este tridente divino se destacó como una de las tres armas supremas.
Cuando Zeus, Hades y Poseidón descendieron a los abismos infernales con la misión de liberar a los hermanos Cíclopes y Hecatónquiros, se toparon con la feroz guardianía de Campe. Esta temible carcelera, mientras los prisioneros forjaban herramientas bajo su vigilancia, desafiaba sus esfuerzos de liberación destruyendo sus creaciones una y otra vez. En un momento crítico, los Cíclopes buscaron la ayuda de los dioses, quienes carecían de armas para enfrentarse a la amenaza. Fue así como Zeus ideó un plan: los Cíclopes forjarían tres armas supremas, cada uno contribuyendo con una parte. Estas serían ensambladas en secreto mientras Campe no prestaba atención, y luego entregadas a los dioses para su uso. Así nacieron el Rayo Maestro, el Yelmo de Oscuridad y el Tridente de Poseidón. Con estas armas, los dioses lograron liberar a los prisioneros encadenados en los confines del Tártaro.
Cada una de estas armas divinas ostenta un poder mágico único. El Tridente de Poseidón, en particular, posee la capacidad de conjurar fuertes vientos, desatar oleajes tumultuosos y desencadenar terremotos. Su magia resuena con la furia y la majestuosidad de los mares sobre los cuales Poseidón reina supremo.
